EL RELOJ DE DIOS, PRONTO VA A MARCAR LA HORA
“Y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces... Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.” Daniel 12:1, Mateo 24:21.
El magazín El científico atómico, en su edición de junio de 1947, publicó en su portada un reloj faltando 8 minutos para las 12; en la edición de octubre de 1949, cuando se supo que Rusia poseía la bomba atómica, publicaron el mismo reloj, pero faltando 4 minutos para las 12; en la edición de marzo de 1950, cuando fue explotada la bomba de hidrógeno, publicaron el mismo reloj, pero esta vez faltando 3 minutos para las 12. Desde ese año hasta hoy, naturalmente la hora está mucho más avanzada.
Dice la Biblia: “Cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley…” (Gá. 4:4-5). Refiriéndose a su muerte, Jesús indicó: “Ha llegado la hora” (Jn. 12:23). Y de la Segunda Venida de Cristo al mundo señala: “Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre” (Mt. 24:36). El tiempo está en su sola potestad. El reloj de Dios es fiel, exacto y perfecto.
Amados, vivimos en la hora más crítica, pero la hora más horrible está por llegar.
Con respecto a esa hora horrible, la Biblia dice: “¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo” (Ap. 12:12). El profeta Daniel advirtió: “Y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces...” (Dn. 12:1). Y nuestro Señor Jesucristo anunció: “Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (Mt. 24:21).
Lo que está impidiendo esa hecatombe mundial es la presencia del Espíritu Santo y de la Iglesia de Jesucristo en el mundo. Tan pronto el Espíritu Santo tome y levante a la verdadera Iglesia del Señor, el infierno se volcará con todo su furor sobre este mundo pecaminoso.
En esta hora sombría habrá grandes cambios físicos en el Cielo y en la Tierra, dice la Biblia: “He aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra... Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondernos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero… ¿Y quién podrá sostenerse en pie?” (Ap. 6:12-17).
La Biblia dice también: “El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó... El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre… El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas… El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del Sol, y la tercera parte de la Luna, y la tercera parte de las estrellas… Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos… Y cayó del cielo sobre los hombre un enorme granizo...” (Ap. 8:7-12; 9:6; 16:21). ¡Qué espantoso!
Pero amados, a lo largo de las edades, de los siglos, de los milenios, Dios ha pasado por alto tanta ignominia, tanta injusticia, tanto pecado, tanta maldad, tanto vicio, tanta corrupción, y Él ha señalado, Él ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia (Hch. 17:30-31).
Además, las oraciones de tantos hombres santos y piadosos, apóstoles y mártires asesinados; quemados vivos, lanzados a las fieras, torturados, etcétera. Esas oraciones están en la presencia de Dios. Las oraciones de millones de cristianos muertos violentamente durante la horrenda Inquisición, por una Iglesia apóstata; no hay términos en el idioma que puedan describir tanta crueldad, Dios vindicará a los mártires cristianos, Dios pagará a cada uno conforme a sus obras.
Amigo, y ¿dónde se esconderá usted en ese terrible día de juicio? ¡No hay escape!
Amados, ese día está cercano. Nosotros, en quienes Dios ha confiado la gran tarea de hacer llegar las buenas nuevas de la salvación hasta lo último de la Tierra, te invitamos a reflexionar antes de que sea demasiado tarde.
Hoy es el día de salvación, mañana será día de juicio y de perdición. Acepta a Cristo como tu Salvador. ¡Ahora es el tiempo!